Los diezmos y las ofrendas en la Biblia
Desde tiempos antiguos, la práctica de los diezmos y las ofrendas ha sido un aspecto fundamental en la vida de los creyentes. La Biblia nos enseña la importancia de dar de manera generosa y constante a Dios, como una forma de reconocer su soberanía y provisión en nuestras vidas. A lo largo de las Escrituras encontramos diversos versículos que nos exhortan a practicar esta disciplina de forma alegre y voluntaria.
Diezmos: una muestra de gratitud y fidelidad
El concepto de diezmo se refiere a dar el 10% de nuestros ingresos a la obra del Señor. En el Antiguo Testamento, encontramos en Levítico 27:30 la primera mención de esta práctica: «Y todos los diezmos de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, son del Señor; son cosas consagradas al Señor». Este versículo nos enseña que el diezmo es una forma de reconocer que todo lo que tenemos proviene de Dios y de devolverle una parte como muestra de gratitud y fidelidad.
En Malaquías 3:10, Dios nos desafía a poner a prueba su fidelidad al traer los diezmos al alfolí: «Traed todos los diezmos al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Señor de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde». Este versículo nos muestra que el acto de diezmar no solo es una muestra de gratitud, sino también una forma de confiar en la provisión de Dios y ser bendecidos por él.
Ofrendas: un acto de generosidad y adoración
Además de los diezmos, la Biblia también nos enseña la importancia de las ofrendas como muestra de generosidad y adoración a Dios. En 2 Corintios 9:7 leemos: «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre». Este versículo nos recuerda que nuestras ofrendas deben ser dadas de manera voluntaria y alegre, no por obligación o necesidad, sino como una expresión de gratitud por todo lo que Dios ha hecho por nosotros.
En Lucas 6:38, Jesús nos enseña acerca del principio de la siembra y la cosecha en relación con nuestras ofrendas: «Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la medida con que medís, os volverán a medir». Este versículo nos muestra que cuando sembramos generosamente en la obra de Dios, él nos recompensará de manera abundante, tanto espiritual como materialmente.
La importancia de la actitud al dar
Más allá de la cantidad o del tipo de ofrenda que damos, la Biblia nos enseña que lo más importante es la actitud con la que lo hacemos. En 2 Corintios 9:6 leemos: «Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará». Este versículo nos recuerda que debemos dar con generosidad y fe, confiando en que Dios recompensará nuestra fidelidad.
En Proverbios 11:25 encontramos una promesa para aquellos que dan generosamente: «El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado». Este versículo nos muestra que cuando damos de manera desinteresada y generosa, Dios no solo bendice al que recibe, sino también al que da, prosperándolo en todas las áreas de su vida.
A lo largo de la Biblia encontramos numerosos versículos que nos exhortan a practicar los diezmos y las ofrendas de manera fiel y generosa. Estas prácticas no solo son una forma de reconocer la provisión de Dios en nuestras vidas, sino también de demostrar nuestra gratitud y fidelidad hacia él. Recuerda que lo más importante no es la cantidad que damos, sino la actitud con la que lo hacemos, confiando en que Dios recompensará nuestra obediencia y generosidad.