El poder de Jesús para sanar toda enfermedad
Desde tiempos antiguos, la figura de Jesús ha sido asociada con el poder de sanar todas las enfermedades y dolencias. En la Biblia, encontramos numerosos pasajes que hablan sobre la capacidad de Jesús para curar a los enfermos y devolverles la salud. A continuación, mencionaré 9 versículos que resaltan el poder sanador de Jesús y nos muestran su amor y compasión por aquellos que sufren.
1. Marcos 5:34
En este pasaje, Jesús se encuentra con una mujer que había estado enferma durante doce años. Ella había gastado todo su dinero en médicos, pero en lugar de mejorar, su condición empeoraba. Sin embargo, cuando esta mujer tocó el manto de Jesús, fue sanada al instante. Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado.»
2. Mateo 8:16
En este versículo, se narra cómo Jesús sanó a muchos enfermos que le llevaron. La Biblia nos dice que «Él expulsó a los espíritus con una palabra y sanó a todos los enfermos.» Este pasaje muestra el poder de Jesús para liberar a las personas de enfermedades físicas y espirituales, con solo una palabra.
3. Lucas 4:40
En este versículo, se relata cómo Jesús sanó a muchas personas que estaban enfermas de diversas dolencias. La Biblia nos dice que «Él les imponía las manos y los sanaba a todos.» Este acto de imposición de manos es una muestra del poder sanador de Jesús, que sigue vigente en la actualidad.
4. Mateo 9:35
En este pasaje, se describe cómo Jesús recorría ciudades y pueblos enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y dolencia. La Biblia nos dice que «Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban afligidas y desamparadas, como ovejas sin pastor.» Jesús no solo sanaba a los enfermos, sino que también les brindaba consuelo y esperanza.
5. Lucas 5:17
En este versículo, se narra cómo Jesús estaba enseñando a un grupo de fariseos y maestros de la ley, mientras que al mismo tiempo, estaban sentados unos hombres que llevaban a un paralítico en una camilla. La Biblia nos dice que «Viendo la fe de ellos, Jesús dijo al paralítico: Hombre, tus pecados te son perdonados.» Luego, Jesús le ordena levantarse, tomar su camilla y regresar a su casa, y el hombre fue sanado al instante.
6. Lucas 8:43-48
En este relato, encontramos a una mujer que había estado enferma de hemorragias durante doce años. Ella había gastado todo lo que tenía en médicos, pero nadie había podido curarla. Sin embargo, cuando esta mujer tocó el borde del manto de Jesús, fue sanada inmediatamente. Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado; ve en paz.»
7. Juan 4:46-54
En este pasaje, se narra la historia de un oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo y al borde de la muerte. El oficial suplicó a Jesús que fuera a sanar a su hijo, pero Jesús le respondió: «Vete, tu hijo vive.» El hombre creyó en la palabra de Jesús y al regresar a su casa, encontró a su hijo sano y salvo. Este pasaje nos muestra que el poder sanador de Jesús trasciende las distancias y no conoce límites.
8. Mateo 14:14
En este versículo, se relata cómo Jesús tuvo compasión de la multitud que lo seguía, y sanó a los enfermos que había entre ellos. La Biblia nos dice que «Jesús sanó a los que necesitaban ser sanados.» Este acto de amor y compasión por parte de Jesús nos enseña que su deseo es vernos sanos y salvos, tanto física como espiritualmente.
9. Hechos 10:38
En este pasaje, se describe cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y poder, y cómo Jesús pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque «Dios estaba con él.» Este versículo nos muestra que el poder sanador de Jesús proviene de Dios mismo, y que su misión en la tierra era traer sanidad y liberación a todos los que sufren.
Conclusión
Estos 9 versículos nos muestran el poder de Jesús para sanar toda enfermedad y dolencia, así como su amor y compasión por los enfermos y necesitados. A través de estos relatos, podemos ver que Jesús no solo tenía el poder de curar a las personas físicamente, sino que también les brindaba consuelo, esperanza y perdón. Su deseo era vernos sanos y salvos, tanto en nuestro cuerpo como en nuestra alma. Jesús sigue siendo el mismo de ayer, hoy y por los siglos, por lo que podemos confiar en su poder sanador en medio de cualquier enfermedad o dificultad que enfrentemos.